Para Recuperar La Fe
Debe existir en algún lugar de Venezuela la formula para retomar la
convivencia sana y el acuerdo para el dialogo sincero. Ese lugar que no
se ha encontrado, debido a factores que se han convertido en distracción
de protagonistas que constituyen la columna política del país, no debe
estar muy lejos del lugar de los acontecimientos actuales. Pareciera que
el afán por asumir el protagonismo no permite a una de las caras de la
columna formalizar planteamientos lógicos, concretos, claros y viables
que contengan de manera sobresaliente aspectos convincentes para generar
confianza entre la gente; el pueblo venezolano.
Esta coyuntura por la
que se esta pasando, permite hacer una serie de comparaciones para
obtener con mas certeza la idea de como superarla, pero superarla entre
todos los factores que protagonizan el quehacer cotidiano nuestro. Si se
permite la opinión clara y transparente del pueblo, se le entrega
definitivamente el poder, se atienden las prioridades, se construye la
tribuna del dialogo y el entendimiento mutuo allí puede estar parte de
la formula perdida para la retoma de la normalidad en la nación.
De
manera recurrente se habla de caos y desastre, de padecimientos y
negatividades muchas veces inspiradas en libretos y repeticiones de
escépticos vanidosos. La situación en realidad tiene un fondo que no es
visibilizado en su totalidad, la confianza entre nosotros aunado a la
falta de fe. Realmente hemos dejado la fe para otras cosas y no para
darnos soluciones ante una guerra que jamás nos imaginamos viviríamos.
Golpes de estado, sabotajes petrolero, eléctrico, político, cibernético,
económico, intentonas terroristas, bloqueo internacional y nacional,
violencia generada por factores partidistas, la siembra de Hugo Chávez
Frías como el mayor impacto en lo social y en lo sentimental.
A mucha
gente mayor de 30 años de edad y contemporánea con las de 40 en adelante
se les olvidan las colas y las penas que se vivieron en los años 70,
80,90 hasta que llego el comandante y encontró las ollas raspadas,
cuando tuvo la necesidad de salir prematuramente como presidente a pedir
créditos y establecer acuerdos para retomar la vida normal y productiva
en torno a los precios del barril petrolero que el mismísimo Chávez
reimpulsó.
La llamada crisis producto de los impactos por la baja del
barril petrolero, no crearon conciencia en la mayoría de nosotros, mucha
gente botando comida, gastando en exceso, consumiendo lo innecesario,
regalando para volver a comprar lo mismo, fiestas y placeres de la buena
vida; luego la atrofia improductiva y la carrera contra la caída. Se
dejo para más tarde la producción que Chávez propuso y delineo en el
Plan Simón Bolívar I, la corrupción, la farsa y la traición, la envidia y
el choque de intereses amen de la deformación moral debido al dinero
fácil, el vicio y la impunidad. Hemos caído en una trampa creada por
nosotros mismos y utilizada por los traidores que aún hoy todavía piden
democracia gastando las reservas morales con sus llamados a torpedear
todo indicio de desarrollo y productividad. Esta situación la superamos
porque si tenemos ganas de hacerlo y no vamos a dejar que el pesimismo y
la flojera se inoculen aún más en nuestra patria, vamos a darle la mano
a Venezuela con amor, con esperanza, con paz pero sobre todo con la fe
de un pueblo que quiere recuperarla; lo lograremos.
Agustín Ruiz
Publicado en El Oriental, 25 de enero de 2018
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