Frustración casual


     La cascada de situaciones que tiene como reto el pueblo venezolano no es para relajarse y pensar en casos y cosas necias que puedan causar distracción en su avance, solo algo inusual podría distraerlo; el hambre y la sed: siendo que no se puede vivir sin aire, el hambre y la sed constituyen dos elementos básicos para la defensa corporal del ser humano. Los alimentos y el agua, asumen la construcción del ánimo y las ganas, algo relativo para enfrentar situaciones y revanchas aún con algún tipo de desventaja visible del enemigo. En medio de las situaciones derivadas por la guerra inducida, lo cual nos ha hecho tomar actuaciones e inventar con lo impensable, lo que no imaginamos nunca jamás. Ha sido una prueba para medir la capacidad de aguante de las generaciones de los 70, 80,90, y la que estamos observando con detenimiento; la de los 2000. Quizás sea la de más cuidado para el análisis de lo que tendrá Venezuela en pocos años. Desde la llegada de la Revolución Bolivariana como alternativa ante el fracaso de la teoría y practica del puntofijismo, se ha construido de manera sistemática un modelo de inclusión donde participan todos los factores, obviamente la parte ideológica juega un papel fundamental en medio de la resistencia a un nuevo modelo que surgió para vencer las ignominias cuarta republicanas y no permitir otra frustración a la generación de relevo. Indudablemente que se han inoculado muchos males entre la intención del proceso revolucionario y la intromisión de oportunistas de estirpe adeco copeyana y sus nuevos malos ejemplos puestos a prueba prematuramente en los peores escenarios y mostrando su torpe accionar ante la gran mayoría de nacionales y patriotas que no creen en el fenómeno de la torpeza presente, que se hace llamar oposición pero que no propone nada nuevo. 
     Paralelamente, ante situaciones sobrevenidas, esta la contribución de las partes esenciales del Gobierno; sus alcaldías y gobernaciones, apéndices que deben y están para cumplir con las solicitudes y peticiones de las comunidades organizadas. Los eventos que se han producido a raíz de las últimas tres elecciones, nos muestran que los triunfos parece que desalentaron a mucha gente del proceso, de manera clara a quienes les corresponde suministrar y mantener la calidad de vida por medio de los servicios públicos, la organización y despliegue de las comunidades para contribuir a la descentralización y fomentar el llamado poder para el pueblo o el poder popular que a mucha gente del entorno no les simpatiza aun teniendo un compendio de leyes que le otorgan protagonismo bajo la Constitución. 
     De manera elocuente el pueblo ha expresado la necesidad de ser atendido en sus necesidades y carencias, lamentablemente, alcaldes y gobernadores, alcaldesas y gobernadoras, no han atinado en materia de política de calidad para mostrar los avances en Revolución. El culto a la personalidad y la aceptación de la adulancia ante lo negado por las mayorías no importa para nada, mientras no tenga agua, seguridad, protección alimentaria, atención para la salud como factor de vida, eficiencia, honestidad y transparencia en sus acciones, de manera lamentable se convertirán en una frustración casual que no volverá mas y quedara en las profundidades del olvido del soberano pueblo venezolano. Con los santos no se juega, con el pueblo tampoco.

Agustin Ruiz
Publicado en El Oriental, 16 de febrero de 2018

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