Contracultura y Revolucion

   Hugo Chávez Frías primero y Nicolás Maduro hasta el presente, han sido artífices de cambios estructurales y aspectos relevantes relacionados con las transformacionales sociales y culturales del país. Los aspectos transformadores desde el punto de vista estructural se muestran en las diferentes formas de organización social para integrarse en la participación y protagonismo social dentro de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela. Esos cambios no se han detenido a pesar de estrategias muy bien elaboradas en los laboratorios de la maldad imperial y la burguesía criolla.
   Quizás las nuevas formas de adaptación a los cambios que se producen de la globalización hasta la perdida de los valores humanos y naturales, se refleje en la inusual forma de interpretar la coyuntura económica actual con sus aspectos peyorativos que se insertan en una extraña manera de tratar al prójimo, al hermano y hermana, sin percibir las consecuencias negativas que se generan desde esa actuación.
    A pesar de tener un alto índice en lo referente al bienestar social y el aporte del Estado para el desarrollo integral para un mejor modo de vida, nos sorprende sin embargo, desde hace un tiempo relativamente corto- que estamos en presencia de una nueva contracultura peor que la desde hace 100 años cuando la primera guerra mundial azotó al mundo y generó la cultura de la muerte por cuestiones de raza, credo y religión.
    En esta oportunidad corresponde a un modelo bestial inoculado de la tenencia material sobre lo humano; eso lo estamos viviendo. Desde las diferentes estrategias aplicadas para generar malestar y zozobra en el seno del pueblo, hasta las peticiones de invasión y aplicación de medidas internacionales, lo que se percibe internamente es el fenómeno de la miseria humana por parte de mercaderes del hambre y la maldad. Acaparamiento, usura, contrabando, especulación, vasallaje alimenticio y crimen, todo por la obtención de dinero fácil para negociar sin contemplación la paz de un pueblo.
    También es oportuno resaltar cierto descuido de los organismos para la protección de victimas del bachaquismo, modalidad fatal para la normal convivencia de la gente que ama la paz y la ciudadanía. Los conceptos y fundamentos para el normal modo de vida se configuran en el respeto, la moral, la ética y sobre todo en la solidaridad y el amor al prójimo como elemento coadyuvante ante dificultades nacidas de malos ejemplos inculcados de manera comercial, de formas inmorales en detrimento de la adquisición de bienes esenciales para la supervivencia sin contemplación alguna por condiciones de edad, sexo, religión, e inclusive parentesco.
   Puede ser que las estrategias para obtener la mayor suma de felicidad estén en la entrega de viviendas, becas, pensiones y misiones, o sea; inversión social; muy bien. Pero es preocupante como la anticultura y la contracultura se han fusionado para destruir familias humildes, vulnerables sobremanera en los aspectos sociológicos de nuestra sociedad tradicional y moderna.
   La anti patria se fusiono en contracultura y ha dejado al descubierto nuestra débil defensa contra el deseo material, lo espiritual tiende a ser apartado, pero no será posible mientras tengamos el valor y el deber presentes para unirnos en procura de salvar el futuro; nuestra niñez y nuestra juventud, fruto primario de la Patria.
Agustin Ruiz
Publicado en El Oriental, el 16 de marzo de 2017


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