SUNDDE, salario, precio y abuso

    La xenofobia no esta en la cultura venezolana, prueba de ello es la diversidad de descendientes nacidos entre el cruce de otras nacionalidades y la nuestra. Inmensa es la cantidad de personas que han escogido a esta tierra de gracia para establecerse, desarrollarse, aportar sus experiencias y conocimientos en diferentes aspectos, y también para invertir poco para ganar lo suficiente…trabajando en su mayoría; la otra es el fraude y el delito.
    Tratando el tema de la Guerra Económica, que contiene una inmensa variedad de argumentos generados por su amplio componente; corrupto, miserable, bachaquero, hambreador, que se han confabulado de manera cobarde y traicionera para atentar contra el sudor y salario de la clase trabajadora venezolana.
    No se ha detenido en ningún momento la especulación y el acaparamiento, porque para nadie es un secreto que la mayoría de los expendios de alimentos, o comercios, están desde hace muchos años bajo el control de comerciantes extranjeros que han hecho un gran sacrificio para mantener de manera consecuente y bajo diferentes modalidades los productos de primera necesidad para el consumidor. Sin embargo se ha notado una cierta deformación de la práctica honesta que se requiere para el buen desarrollo de tan necesaria actividad.
   La delincuencia organizada ha penetrado la médula de la distribución de alimentos, sin reparar condiciones, solo alimentar las ansias de lucrarse de manera fácil. Los miles de comercios asiáticos que distribuyen alimentos y productos de primera necesidad para el pueblo, han pasado a conformar un factor de preocupación y malestar para la población venezolana. Ni siquiera hablan nuestro idioma de manera entendible, pero manejan con mucha certeza los fundamentos del “pago y vuelto” de nuestro signo monetario.
    Sorprendentemente y sin identificar los nombres coloquiales de ciertos rubros, manejan de manera clara el precio, muestra de una y muy elaborada forma de controlar el negocio. Esa situación ha sido acompañada con el mal trato, abuso y descortesía de un personal que realmente desconoce la idiosincrasia venezolana, sintiendo por diferentes medios que pueden haber y crear entornos a su favor, como sucede últimamente con gente nuestra, apoyan la burla y la ignominia por miserables migajas, adulando y aliándose a la usura.
     Alimentos vencidos y descompuestos, remarcación de precios, insalubridad, ofensas contra la vida del venezolano y la venezolana, confabulación descarada con factores de poder político corrompido y líneas de mando uniformadas.
     En este ultimo anuncio de aumento salarial no han desperdiciado tiempo en aumentar de manera inmisericorde todos los rubros de mayor demanda, pollo, azúcar, arroz, aceite, margarina, leche y un largo etcétera que ha causado un malestar mayúsculo en las comunidades. También es pertinente aclarar el abandono a que se ha sometido sobre todo a las amas de casa por parte de la Superintendencia de Precios (Sundde), que no ha dado muestras de poder controlar este desorden, sabemos de las buenas voluntades para acabar con esta desesperación alimentaria y su rosca macabra de parte del Gobierno Bolivariano, pero es necesario frenar de una vez y para siempre la mala práctica que se ha inventado desde los comercios asiáticos para vaciarle el bolsillo al pueblo trabajador.
     Eso sucede en la mayoría de los Estados del país. ¡Eficiencia o nada! El pueblo es sabio y paciente; pero no pendejo.
Agustín Ruiz
Publicado en El Oriental, 03 de noviembre de 2016

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